Integrar el desarrollo sostenible en facultades de economía y negocios: un imperativo para formar agentes de cambio en un entorno cambiante
En el dinámico y desafiante escenario global, los egresados de las facultades de economía y negocios están llamados a asumir un papel de liderazgo mucho más allá de las tradicionales métricas de rentabilidad. Como futuros directivos, su visión estratégica es la que definirá el rumbo de las empresas, y en ese camino, la sostenibilidad se ha consolidado no como una opción, sino como el pilar fundamental del éxito a largo plazo.
Por Reynaldo Cabezas Cifuentes
Representante Institucional RCS
Jefe de Sostenibilidad Santo Tomás

En el dinámico y desafiante escenario global, los egresados de las facultades de economía y negocios están llamados a asumir un papel de liderazgo mucho más allá de las tradicionales métricas de rentabilidad. Como futuros directivos, su visión estratégica es la que definirá el rumbo de las empresas, y en ese camino, la sostenibilidad se consolida no como una opción, sino como el pilar fundamental del éxito a largo plazo.
Las grandes instituciones financieras lo comprenden. El Banco Mundial, por ejemplo, está integrando criterios de sostenibilidad en sus decisiones de inversión y financiamiento, desde la emisión de bonos verdes hasta los créditos vinculados a resultados ambientales y sociales. Este tipo de instrumentos está transformando el acceso al capital. Las empresas que ignoran los riesgos asociados al cambio climático o a malas prácticas sociales no solo enfrentan cuestionamientos éticos, sino que también se exponen a un mayor costo de financiamiento, pérdida de competitividad y deterioro reputacional.
En este escenario global, surge una pregunta fundamental: ¿están nuestras instituciones de educación superior preparando a los futuros y futuras profesionales para liderar este cambio? La respuesta, en muchos casos, es todavía insuficiente. Y es aquí donde las facultades de economía y negocios tienen una oportunidad histórica.

Representante Institucional RCS
Jefe de Sostenibilidad Santo Tomás
Los egresados y egresadas de estas carreras suelen llegar a ocupar cargos de alta dirección. Son gerentes generales, directores financieros y consultores estratégicos. Son ellos quienes deciden dónde se invierte, qué riesgos se asumen, cómo se diseña una cadena de suministro y cuál será la cultura organizacional de la empresa. Prepararlos solo con conocimientos técnicos en contabilidad, marketing o finanzas tradicionales equivale a formarlos con una mirada parcial y desactualizada. Hoy se requiere algo más profundo: profesionales capaces de integrar la sostenibilidad en el centro de la toma de decisiones.
La sostenibilidad no es un lujo ni un discurso de moda, es la capacidad de las empresas para crear valor en el largo plazo reduciendo sus impactos negativos y potenciando los positivos. Es comprender que el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o las crecientes desigualdades sociales son riesgos tan relevantes como la volatilidad de los mercados financieros o la inflación. Es entender que la ética empresarial no se negocia, porque la confianza es el recurso más valioso de cualquier organización.
La situación chilena
Chile ha comenzado a dar pasos firmes en este camino. La NCG 461, en vigor desde 2021, obliga a más de 130 empresas a incluir información sobre sostenibilidad en sus memorias anuales. Más recientemente, la NCG 519 estableció que, a partir de 2027, los reportes deberán alinearse con los estándares internacionales IFRS S1 y S2 del International Sustainability Standards Board, los cuales aseguran comparabilidad y transparencia en la divulgación de información ASG. Estos cambios son históricos: significan que los directorios deberán rendir cuentas sobre sostenibilidad con la misma rigurosidad con que informan sus resultados financieros.
Pero la regulación por sí sola no basta. Para implementar estos estándares se necesitan profesionales formados en sostenibilidad, capaces de interpretar riesgos, diseñar estrategias de transición y dialogar con inversionistas que demandan transparencia. Aquí las facultades de economía y negocios tienen un papel insustituible: son ellas las que forman el capital humano que hará posible esta transición.
En Chile, varias instituciones de educación superior comenzaron a incorporar la sostenibilidad de manera integral en sus programas de formación en negocios. La Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) ofrece un Magíster en Negocios Sostenibles. La Universidad Viña del Mar (UVM) cuenta con un Diplomado en Negocios Sostenibles enfocado en finanzas responsables y economía circular. La Universidad del Desarrollo (UDD) desarrolló un Magíster en Gestión de la Sustentabilidad y la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) promueve cursos y programas en sostenibilidad corporativa. La Universidad San Sebastián (USS) ofrece un Magíster en Dirección Sostenible de Empresas, mientras que la Universidad Andrés Bello (UNAB) imparte diplomados en Economía Sostenible y Liderazgo con Propósito e Innovación Sustentable. Por último, la Universidad de Chile dicta un Diplomado en Sostenibilidad de los Negocios y Organizaciones, consolidando así una tendencia creciente en la educación superior chilena: preparar a futuros profesionales capaces de integrar criterios ambientales, sociales y de gobernanza en la gestión empresarial.
Estas iniciativas muestran que la academia puede anticiparse a las demandas del mercado, pero al mismo tiempo dejan en evidencia que aún estamos lejos de que la sostenibilidad sea el estándar en la formación universitaria.
Integrar la sostenibilidad en los programas de estudio no significa agregar un curso optativo al final de la malla curricular. Significa transformar la manera en que enseñamos economía y negocios. Supone enseñar marketing con un enfoque en consumidores responsables y cadenas de valor éticas. Exige abordar la estrategia empresarial considerando riesgos climáticos, regulaciones emergentes y expectativas sociales. En definitiva, se trata de formar profesionales con una visión integral: capaces de manejar indicadores financieros, pero también de evaluar huellas ambientales, impactos en comunidades y la gobernanza corporativa.
La importancia de la materialidad
La materialidad, concepto central en sostenibilidad, es un ejemplo de esta integración. La materialidad financiera se enfoca en cómo los riesgos ambientales y sociales afectan a la empresa; la materialidad de impacto, en cómo la empresa afecta al entorno. La doble materialidad combina ambas perspectivas. Enseñar a los estudiantes a analizar materialidad es enseñarles a gestionar riesgos de manera más completa y a identificar oportunidades que otros no ven.
Las empresas que ya integran sostenibilidad en su modelo de negocio lo están demostrando. Estas compañías no solo generan utilidades, sino que construyen resiliencia y reputación a largo plazo. Son la evidencia viva de que la sostenibilidad no limita el crecimiento, sino que lo potencia.
La invitación para las facultades de economía y negocios es clara: asumir la sostenibilidad no como una obligación normativa, sino como una responsabilidad ética y una oportunidad estratégica. Las aulas son el espacio donde se forman los líderes que tomarán decisiones críticas en un mercado global cada vez más exigente. Formar profesionales conscientes, éticos y preparados es sembrar hoy la semilla de empresas más sólidas, responsables y competitivas mañana.
Estamos en un punto de inflexión, el desafío del desarrollo sostenible no es solo ambiental, es también económico y social, y quienes hoy estudian economía y negocios son los llamados a convertirse en agentes de cambio. No se trata de formar ejecutivos que repitan recetas del pasado, sino líderes capaces de imaginar un futuro distinto, donde la rentabilidad y la sostenibilidad no se enfrenten, sino que se complementen.
La sostenibilidad es un proyecto colectivo, necesita de reguladores, empresas, consumidores y, sobre todo, de instituciones de educación superior que se atrevan a cambiar. Integrar la sostenibilidad en la educación superior es mucho más que una tendencia: es un compromiso con el futuro. Un futuro en el que las facultades de economía y negocios ya no formen solamente expertos en finanzas o marketing, sino líderes que entiendan que cada decisión empresarial tiene consecuencias que trascienden el balance de un trimestre.
Este es un llamado a la acción. La sostenibilidad no debe ser percibida como una carga regulatoria o una obligación; es la fuente de un valor genuino y la clave para la supervivencia y prosperidad de las empresas en el futuro. Es una oportunidad para innovar, para crear y para dejar un legado.
A quienes están forjando su futuro profesional, el mensaje es claro: atrévanse a liderar con propósito. Este es el momento de profundizar en las finanzas sostenibles, en la economía circular y en los negocios con impacto positivo. No esperen a que las circunstancias los obliguen a cambiar; sean ustedes los agentes de cambio. Investiguen, estudien y, lo más importante, actúen. El mundo empresarial del mañana necesita de su visión y de su coraje para construir un futuro más próspero y equitativo para todos.