A limpiar las playas (y el mundo)

“Efectivamente, las campañas de limpieza pueden ser importantes, necesarias y útiles para sensibilizar y formar agentes de cambio localmente, pero no dejan de ser acciones que mitigan un daño ya causado y no apuntan a la causa raíz de la acumulación progresiva de desechos en los ecosistemas”.

Pablo Villoch
Socio profesional de la Red Campus Sustentable

El mes de septiembre que termina esta semana, es fecundo en días mundiales que quedan eclipsados por el foco mediático puesto en las Fiestas Patrias y todo lo que las rodea. Algunos ejemplos de ello son el día mundial de las aves playeras (6 de septiembre), el día mundial sin automóvil (22 de septiembre) y el día dedicado a la limpieza de playas, programado en Chile para el próximo 29 de septiembre.

El día mundial de la limpieza de playas surge a partir de una campaña impulsada por Ocean Conservancy, que durante los últimos 35 años, ha registrado más de 17 millones de voluntarios de distintos países del mundo, quienes han logrado recolectar unas 160.000 toneladas de desechos. Según los registros de DIRECTEMAR, en la campaña del año 2022, 9.589 personas voluntarias recolectaron 194.618 kg  de desechos de 106 playas de Chile.  Si deseas sumarte a limpiar alguna playa, puedes encontrar una iniciativa local en este enlace. Si deseas iniciar una limpieza local de playa, en este enlace puedes encontrar algunas orientaciones y en este otro enlace, puedes encontrar los formatos de registro usados internacionalmente.

No obstante, si tu lugar de residencia queda lejos del litoral, invito a aprovechar esta fecha para organizar con amigos, vecinos, alumnos o familiares una limpieza autogestionada de la ribera de un río, una laguna, un humedal, un parque o un cerro. De hecho, no necesitas un día internacional para ello. Puedes hacerlo cualquier día de la semana, incluso en vacaciones. Puedes convertirlo en una rutina cotidiana. En los últimos años se ha extendido la práctica del plogging, que combina el ejercicio de correr con ir recogiendo la basura que se encuentra en el camino. Apelando al conocido lema scout, hacer de nuestras visitas a la naturaleza una oportunidad para dejar cada lugar mejor que como lo encontramos podría ser un sencillo compromiso personal para avanzar hacia un futuro regenerativo. Incluso han surgido emprendimientos (como Mamut, Karün y Bureo, entre otros) que han construido innovadores modelos de negocio en esta dirección.

Sin embargo, esta atractiva invitación a limpiar playas, ríos, montañas y océanos, no debe distraernos de las causas más profundas del aumento sistemático de concentraciones de sustancias producidas por la sociedad en la biosfera (sean microplásticos, toxinas, antibióticos, plaguicidas, u otros): desde nuestros patrones lineales de producción y consumo hasta las estructuras subyacentes de nuestros sistemas económicos profundamente arraigados. Efectivamente, las campañas de limpieza pueden ser importantes, necesarias y útiles para sensibilizar y formar agentes de cambio localmente, pero no dejan de ser acciones que mitigan un daño ya causado y no apuntan a la causa raíz de la acumulación progresiva de desechos en los ecosistemas. Mucho más urgente, pero también mucho más desafiante, es entrar a picar en nuestros comportamientos insostenibles, nuestros modelos mentales y modelos de negocio, transformando nuestros sistemas de producción y consumo para que se inserten dentro de un espacio justo y seguro para la humanidad (Raworth, 2017), dentro de los ciclos naturales (Robert y Holmberg, 2000), dentro de los límites planetarios (Rockstrom et al., 2009), seis de los cuales ya han sido transgredidos.(Rockstrom et al. 2023)

¿Cuál será el rol de las Instituciones de Educación Superior frente a estos desafíos? ¿Serán capaces de asumirlo y ejercerlo a tiempo?

 

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Septiembre 28, 2023

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