Infraestructura sustentable en las IES: ¿moda o necesidad?

En los últimos años, la sostenibilidad ha escalado posiciones en la agenda pública, y las Instituciones de Educación Superior (IES) no han quedado al margen. Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica a lo largo de Chile comenzaron a adoptar medidas para construir una infraestructura más amigable con el medio ambiente, muchas veces materializadas en edificios certificados bajo estándares de sustentabilidad. Pero esta tendencia creciente plantea una interrogante clave: ¿se trata de un cambio estructural y profundo, o de una moda pasajera impulsada por el marketing institucional?

Por Reynaldo Cabezas Cifuentes
Socio Profesional Red Campus Sustentable

Una mirada rápida al panorama de instituciones de educación superior chilenas nos muestra un aumento sostenido en la construcción de espacios educativos certificados bajo el sistema Certificación Edificio Sustentable (CES), una herramienta desarrollada en Chile por el Instituto de la Construcción con el apoyo de múltiples organismos públicos y privados. Esta certificación evalúa edificios en seis áreas fundamentales: energía, agua, materiales y residuos, gestión de la operación y mantenimiento, e innovación. Con un puntaje que va de 0 a 100, se exige un mínimo de 30 puntos y el cumplimiento de requisitos obligatorios para optar al sello CES. El objetivo es claro: asegurar que las edificaciones nuevas o existentes respondan no solo a criterios arquitectónicos funcionales, sino también a exigencias ambientales y operativas que reduzcan su huella ecológica.

El caso de la Universidad Católica del Maule (UCM) es ilustrativo. Esta institución ha certificado edificios clave, como los que albergan las facultades de Medicina e Ingeniería, incluyendo en sus diseños sistemas de ventilación con recuperación de calor, doble vidriado hermético, iluminación eficiente y una planificación integrada desde la etapa de anteproyecto. La Pontificia Universidad Católica de Chile también ha dado pasos relevantes, cuenta con cuatro edificios certificados o pre-certificados bajo este sistema. Asimismo, la Universidad Austral de Chile se ha posicionado como pionera al obtener tanto certificaciones como pre-certificaciones CES para edificios como su Clínica Psicológica, integrando diseño funcional con estructuras de bajo impacto ambiental.

Reynaldo Cabezas Cifuentes
Representante Institucional RCS

Estos ejemplos reflejan que existe una voluntad institucional concreta. Sin embargo, esto no basta para responder a la pregunta de fondo: ¿estas iniciativas se traducen en beneficios reales, o son solo una fachada “verde” para ganar reputación en un mercado educativo cada vez más competitivo?

Ahí es donde entra en juego la Red Campus Sustentable (RCS), promoviendo la herramienta RESIES (Reporte y Evaluación de la Sustentabilidad en Instituciones de Educación Superior), que permite a las universidades autoevaluarse en múltiples dimensiones, incluyendo no sólo infraestructura, sino también gobernanza, docencia, gestión ambiental y vinculación con el medio. Este enfoque integral es clave para distinguir entre la sustentabilidad como compromiso real y la sustentabilidad como mero discurso decorativo.

Porque la verdadera transformación no se da exclusivamente en los planos arquitectónicos ni en la eficiencia energética de un edificio. La infraestructura sustentable debe ser parte de una estrategia más amplia de formación y gestión institucional. Si un edificio certificado CES no se acompaña de una política activa de educación ambiental, uso consciente de recursos, participación estudiantil y transparencia en indicadores, el riesgo es que se convierta en una “fachada verde”: un ejercicio de marketing con bajo impacto real.

Eso no significa que la certificación sea innecesaria o trivial. De hecho, el sistema CES representa un paso importante hacia la estandarización de buenas prácticas en el diseño y operación de infraestructura educativa. A diferencia de modelos internacionales como LEED, CES fue desarrollado con criterios locales, considerando la diversidad climática de Chile, la disponibilidad hídrica y las realidades constructivas nacionales. Sin embargo, el gran desafío sigue siendo evitar que estas certificaciones sean el fin del camino, y no el punto de partida para una transformación institucional más profunda.

Otro punto crítico tiene que ver con la operación de los edificios a lo largo del tiempo. Algunos edificios obtienen un “pre-certificado” al momento de ser diseñados, pero el impacto real ocurre durante la etapa de uso. ¿Se mantienen los niveles de eficiencia energética proyectados? ¿Se realiza mantenimiento sostenible? ¿Los usuarios del edificio están informados sobre las funciones sustentables del lugar que habitan? El sistema CES contempla la posibilidad de renovar su sello mediante el estándar “Plus Operación”, lo que debería ser una exigencia mínima para garantizar que la promesa de sostenibilidad no se diluya con los años.

Entonces, ¿es la infraestructura sustentable una moda o una necesidad? La evidencia sugiere que es una necesidad urgente, pero con un alto riesgo de quedar atrapada en la superficialidad si no se gestiona adecuadamente. La crisis climática y ecológica exige respuestas concretas desde todos los sectores, y la educación superior —como formadora de profesionales y generadora de conocimiento— tiene una responsabilidad particular. Una institución de educación superior que construye un edificio sustentable está dando un paso en la dirección correcta, pero solo si ese paso se acompaña de una cultura institucional alineada con la sustentabilidad en todos sus niveles.

En definitiva, no basta con construir de forma sustentable: hay que habitar sustentablemente, enseñar sustentabilidad, y rendir cuentas con transparencia. Sólo entonces dejaremos atrás las modas verdes para abrazar un cambio estructural que, hoy más que nunca, es una necesidad ética, ambiental y social.

Más Información


Junio 10, 2025

Categorías