“Nuestra biodiversidad, nuestros alimentos y nuestra salud”

Columna de opinión escrita por Viviana Contreras Cabezas en el marco del Día Mundial de la Biodiversidad. Médico veterinario, magíster en Educación Ambiental, coordinadora del Programa de Sustentabilidad UTEM y socia profesional fundadora de Red Campus Sustentable.

Desde la década de los años cuarenta que algunos países del mundo han adherido a diversas convenciones, como la de Washington, con la finalidad de proteger la flora y la fauna, pero hace tan sólo 27 años que los países pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en  la Cumbre de Río de Janeiro, en 1992, establecieron un concepto común para el término “biodiversidad” o “diversidad biológica”, la que contempla la diversidad de ecosistemas, especies y genes que existen en nuestro planeta, hogar común de cada uno de nosotros.

Chile adhiere a este Convenio de Diversidad Biológica en 1994 y adquiere el compromiso de promover diversas estrategias de clasificación y categorización de las especies, conservación de material genético, preservación de ecosistemas, transferencia de investigación científica y tecnológica de apoyo a los estudios de biodiversidad, así como también generar herramientas de política pública que promuevan una ciudadanía consciente del estado de su biodiversidad.

El 22 de mayo del año 2000 la ONU declara el Día Internacional para la Diversidad Biológica; diez años después designa el año 2010 como el año destinado para dar inicio a un trabajo mancomunado entre los 196 países miembros de la COP 10 en la Convención de Nagoya, Japón, definiendo 20 Metas para el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica en la ciudad de Aichi para 2011 – 2020.

Los leones están cada vez más amenazados debido a la demanda creciente por sus garras, dientes, huesos y otras partes de sus cuerpos. (Fuente: National Geographic sobre Informe IPBES, Unesco/6 mayo, 2019)

Hoy se percibe que nuestra humanidad  y sus gobiernos no han tomado consciencia real de lo relevante que es el mantener ecosistemas sanos, con comunidades de especies en equilibrio, capaces de transmitir una evolución y adaptación genética a sus futuras generaciones, permitiendo de este modo proporcionar un soporte para la vida a través de los múltiples servicios ecosistémicos que brindan, entre los que cuentan la regulación térmica, climática, de oxígeno y agua, además de la provisión de materias primas para fines de alimentación, salud, vestuario, control biológico y polinización, entre muchos otros. No menor es el aporte de servicios culturales de educación, espirituales y de salud mental.

Este 6 de mayo la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPEBES), dio a conocer  en su informe un conjunto de resultados dirigidos a tomadores de decisiones de los gobiernos.

El informe fue elaborado con bases sólidas en investigaciones científicas de todo el mundo, revelando impactantes resultados dentro de los cuales podemos destacar factores de impacto que conllevan a la pérdida de biodiversidad a una tasa de extinción muy rápida para las diversas especies y ecosistemas.

Dentro de estos factores de impacto destacan el cambio en el uso del suelo y del mar, la explotación directa de organismos, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies exóticas invasoras.

En paralelo se destaca que la población humana desde el año 1970 ha aumentado en un 105%. Por otra parte, se expone que en la actualidad hay descritas 8 millones de especies, de las cuales el 25% se encuentran en peligro de extinción. De tal porcentaje, un 10% está constituido por insectos, 40% por anfibios y un 33% por mamíferos marinos.

Es imprescindible y necesario que nuestros gobernantes, empresarios y ciudadanos, sean capaces de integrar conceptos de protección, conservación de nuestros ecosistemas, especies y genética para el sustento de la vida y el bienestar humano.

Este año el lema de la Organización de Las Naciones Unidas para conmemorar el pasado Día Internacional de la Diversidad Biológica fue “Nuestra Biodiversidad, nuestra alimentación, nuestra salud”.

El lema constituye un llamado a la reflexión sobre la correlación de estos elementos. Si contamos con una biodiversidad estable, aseguraremos una producción de alimentos y consecuentemente mantendremos una salud pública óptima.

De manera conjunta los gobiernos han generado un plan de trabajo en base a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), muchos de ellos correlacionados con el concepto de biodiversidad, como “Fin a la pobreza” (ODS1), “Hambre cero”(ODS2), “Salud y Bienestar” (ODS3), “Vida submarina” (ODS14), “Vida de ecosistemas terrestres” (ODS15) y”Acción por el clima” (ODS13), entre otros.

En este escenario es  deber de nuestras Instituciones de Educación Superior promover la educación y concientizar a nuestros futuros gestores de cambio y tomadores de decisiones  respecto de la importancia de valorar la biodiversidad. Si la conocemos seremos capaces de amarla y conservarla.

Recursos:

IPBES (2018): Summary for policymakers of the regional assessment report on biodiversity and ecosystem services for the Americas of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services.

Guía Introductoria en español (2018): “Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Una breve introducción para el científico, político e implementador”.  

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Junio 3, 2019

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